Este año contamos con ‘La misteriosa mirada del flamenco’, del chileno Diego Céspedes, en la sección Un Certain Regard. Se trata de una coproducción entre Colombia y España, que cuenta con la participación de la productora vasca Irusoin, reafirmando así el peso de la industria vasca en el panorama internacional. Hemos hablado con el productor de Irusoin, Ander Sagardoy, sobre el proceso creativo, los retos de la coproducción internacional y la relevancia de llevar historias con sello vasco a uno de los festivales más importantes del mundo.
“El respaldo internacional implica que hay interés y pone en valor que tantos países trabajen juntos para contar una película”
- La selección de ‘La misteriosa mirada del flamenco’ en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes es todo un hito. ¿Cómo vivís desde dentro lo que supone este reconocimiento para el cine vasco?
Para nosotros, sin duda, es un hito, tanto para el cine vasco como para Irusoin. Al fin y al cabo, es una de nuestras primeras producciones que estará en Cannes. Además, el hecho de participar en la Sección Oficial nos ayuda a posicionarnos en Un Certain Regard y en el panorama internacional, tanto a nosotros como al cine vasco en general. Es cierto que se trata de una coproducción entre cinco países —Bélgica, Alemania, Francia, Chile y nosotros—, pero aun así, creo que el cine y la industria vasca cuentan con herramientas para que este tipo de coproducciones sean cada vez más frecuentes.
- ¿Cuál ha sido el mayor reto a la hora de abordar el proyecto?
El mayor reto ha sido mantener el equilibrio desde el principio, al tratarse de una coproducción entre varios países. Desde el inicio, y casi hasta el estreno, hemos tenido que compaginar ese equilibrio con las exigencias y compromisos de cada territorio. El proyecto ha ido creciendo, al igual que los recursos, lo que ha implicado cambios constantes. En nuestro caso, lo más complicado ha sido sostener la coproducción: conseguir que los institutos de cada país aceptaran incluir su nacionalidad en el proyecto, cinco en total, ha sido especialmente difícil. A esto se suman las particularidades propias de las coproducciones, como trabajar a distancia con cada país. Ha sido un proceso largo y complejo, pero también gratificante por el resultado obtenido.
- Contar con el apoyo del programa MEDIA y la colaboración de varias productoras internacionales no es algo menor. ¿Cómo ha influido esto en el desarrollo de la película?
Tanto el programa MEDIA como otros programas internacionales —Ibermedia, Eurimages— te aportan, por un lado, confianza y, por otro, capacidad para sacar adelante proyectos con vocación internacional. Al final, hay un sello que define el proyecto en una dirección determinada, ya que se trata de una financiación internacional, en este caso europea y sudamericana. Estas ayudas refuerzan la idea de que el proyecto avanza en el camino previsto, porque desde su origen fue concebido como una coproducción internacional. El respaldo internacional implica que hay interés y pone en valor que tantos países trabajen juntos para contar una película, algo muy importante, enriquecedor y necesario en un proyecto como este.
- ¿Qué expectativas tenéis sobre la acogida que pueda tener la película entre el público y la crítica en Cannes?
De momento, la acogida ha sido muy calurosa. También ha despertado interés entre otros agentes del sector. La obra de Diego Céspedes, que para nosotros ha resultado sorprendente e inesperada, ha sido la primera de la selección de Un Certain Regard en la Sección Oficial. Así que competimos con los grandes, con directores de mayor prestigio y trayectoria, pero creo que es una película que, al menos, llamará la atención. Su propuesta estética y la historia que cuenta son casi un manifiesto político: narra una historia muy cruda y la refleja con fuerza, pero sin caer en un dramatismo extremo. La película tiene un gran arco narrativo y también momentos de humor. Creo que es una obra que va a impactar tanto a la crítica como al público, y que se quedará en la cabeza, que es justo lo que buscamos. Estar en Cannes ayuda mucho en este primer pase, tanto por el tipo de crítica como por un público que ya conoce y valora el estilo propio de esta sección, lo que facilita posicionar la película.
- Y mirando un poco más allá, ¿tenéis en marcha algún nuevo proyecto o idea?
En Irusoin combinamos producciones vascas hechas en casa con películas estatales e internacionales, como La misteriosa mirada del flamenco. A partir de esta experiencia, estamos trabajando en otra coproducción internacional. Al mismo tiempo, seguimos en nuestra línea habitual: este año tenemos previsto el estreno de ‘Maspalomas’, de Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi, Maspalomas y ‘Gaua’, de Paul Urkijo. Así que estamos en un buen momento y esperamos seguir así, manteniendo el equilibrio entre nuestros talentos de siempre y los que tenemos cerca, pero también con la mirada puesta en el exterior.
Por otro lado, para nosotros ha sido fundamental que Irusoin formara parte de Ikusmira Berriak, ya que fue allí donde conocieron el proyecto por primera vez y porque demuestra que una productora de Donostia puede integrarse en este tipo de proyectos de forma muy natural. En este caso, además, Irusoin concedía el premio, y eso ha sido una buena excusa para que esa entrega se transformara en una coproducción, permitiendo así crear alianzas a largo plazo. En ese sentido, el papel que han tenido tanto el Festival de Cine de San Sebastián como Ikusmira Berriak a lo largo de todo este proceso ha sido fundamental, y estamos muy contentos. A ver si tenemos la oportunidad de estar este año en Donostia; sería muy bonito volver al punto de partida.